Marchas largas: ¿Qué son y cuándo se utilizan?
Los coches actuales suelen tener entre 1 y 7 marchas, que deben cambiarse en función de la velocidad y las revoluciones a las que se circule.
Aunque cada marcha puede tener un rango de velocidad asociado en función del modelo del coche, existe una clasificación más general que diferencia entre marchas largas y marchas cortas.
No es una mera mención sin importancia. Conducir con un tipo de marcha u otro puede condicionar tanto el rendimiento del vehículo como también su consumo.
¿Qué son las marchas largas?
Normalmente para saber cuáles son, se hace una distinción muy sencilla. Las 3 primeras marchas son cortas y las siguientes son largas. Así de simple.
En la práctica no es algo tan básico. La fuerza y la velocidad son dos factores que influyen mucho en el tipo de marcha que se requiere.
Si el vehículo necesita más fuerza y un empuje rápido, las marchas cortas son más recomendables.
Si el vehículo va a circular a velocidades altas de forma constante durante un tiempo prolongado, entonces las marchas largas son más aconsejables.
¿En qué situaciones es más recomendable conducir con marchas largas?
Conducir con estas marchas es aconsejable en determinadas situaciones como las siguientes:
- Cuando se quiere ahorrar combustible: por paradójico que parezca, conducir a una velocidad constante por encima de los 100 Km/h puede ser menos costoso con largas que hacerlo a menor velocidad con marchas cortas, ya que el motor se revoluciona más y, por tanto, se gasta más combustible.
- Cuando se busca más confort: conducir con marchas más altas o largas produce menos ruido y hace la conducción más agradable.
- En condiciones de suelo deslizante: el vehículo tiene menos empuje, lo que significa que en carreteras con estas características tendrás mayor estabilidad.
Por descontado, todas estas situaciones requieren conducir con marchas altas cuando las condiciones del tráfico así lo permitan.
Si usas las marchas largas del coche a velocidades demasiado bajas notarás que se producen fuertes vibraciones, un claro indicativo de que debes reducir cuanto antes a una marcha más corta.
Las revoluciones también son un indicativo general para saber cuándo hay que cambiar de marcha hacia arriba o hacia abajo.
Normalmente, con un coche de gasolina, el cambio de marcha se recomienda al alcanzar entre 2.000 y 3.000 rpm (revoluciones por minuto). En un coche diésel estos valores descienden a un rango entre las 1.500 y las 2.000 rpm.
Ahora bien, de igual forma que es importante saber cuándo es más recomendable conducir con marchas largas, también es conveniente saber cuándo hacerlo con marchas cortas:
- Cuando se adelanta: porque con ellas contarás con un mayor empuje y más aceleración.
- Por la ciudad: para evitar que el coche se cale y que puedas conducir con la marcha óptima a la velocidad que el tráfico permita, sin forzar ningún componente.
- En puertos de montaña al descenso: para evitar que el coche se acelere demasiado.